lunes, 20 de septiembre de 2010

... y tú partirás... (cantando)

Recuerdo que nunca me causaron mucha ilusión los veranos. No los creía llegar con las mismas ganas que los demás, con los planes, las playas y toda esa mierda. Daba la casualidad de que la estación más esperada por la mayor parte de la civilización era la etapa más fría, para mí, de todo el año. Siempre se presentaban los cambios importantes en esa época. No hablo de cambios triviales y superficiales, sino de cambios importantes. No recuerdo ningún verano en el que haya estado a la altura de las circunstancias, siempre los recuerdo aburridos, muy aburridos, (hay días que rompen esa rutina, obviamente, pero no sé si esos días son totalmente reales, me refiero a los conciertos o las grabaciones o las cosas que realmente te hacen sentir vivo de alguna manera... Ya sabes, me sigo preguntando si realmente sirve para algo formar parte de una cierta irrealidad que te empeñas en convertir en real en un momento de tu vida en que todo es de la menor importancia, salvo encontrar tu cambio o tu camino o tu alma o yo que sé...), has perdido de vista a todo el mundo y estás solo.
Pero toda historia tiene su giro argumental. La mía se resume en esto: Todo empieza a cobrar algo de sentido al final de verano, algo sucede siempre, algo importante o que a ti te lo parece y crees que tu vida puede tener una salvación más digna de lo que pensabas y empiezas a saborear algo de lo que los demás ven o sienten en esa época del año, y entonces es cuando quieres todo el tiempo del mundo, lo necesitas, para el cambio, sabes??, el cambio del que te hablo...y entonces en ese momento todo vuelve a perder importancia por que ya todo es demasiado real, y eso no me gusta. El tiempo equivocado, no sé, algo así. Ves palacios de una belleza incalculable desde tu pequeña fortaleza de cartón, bajo el puente. Y ya no puedes ir, se ha pasado el tiempo. Por qué nunca han empezado los veranos con la misma energía con la que te terminan? Porqué coño estoy escribiendo esto a las doce menos cuarto de la noche de un domingo infernal cuando en realidad estoy muerto por verte...
Es el tiempo, que se ha equivocado otra vez... bueno, no se ha equivocado, me ha engañado, como siempre...

No hay comentarios: