martes, 18 de diciembre de 2012

Como decíamos ayer

Como decíamos ayer, a veces es difícil saber dónde acabarás.
Hermanitos, todo es recordar y cargar con un buen equipaje. 
Como decía Dylan; "Caminar por ese camino hasta que alguien te recoja".

En medio del pantano no se escuchan vuestras voces, apenas cuchicheos de brasero, esas templadas quejas entredientes. En medio del desierto, no se atiende a realidades organizadas ni a carteles publicitarios que distraen vuestra atención del odio. En medio de la nada no hay nada, hermanitos. 

A falta de balas tengo canciones, canciones que matan comunistas, fascistas, banqueros y profesores. Canciones de carne y hueso, que saben de todo más que yo. Que huelen a pólvora e incienso, llenas de dudas, de caminos rectos, de verdad y de mentira. 

En medio del fango no se escuchan vuestros quejidos, el romperse vuestras virtudes, el caerse vuestras alianzas, vuestros si, vuestros no. En medio de la barricada se abrazan mis canciones como cadenas a un preso que apenas sabe serlo.

A falta de virtudes tengo canciones, enlaces armónicos como colchón a un discurso casi negro pero con destellos de rojos y razas de pájaros sin clasificar.

Yo en mis canciones, vosotros en vuestros ruidos.
Tal como decíamos ayer.