martes, 28 de septiembre de 2010

DÍA 3

Anoche no me acosté todo lo temprano que había planeado, pero no me arrepiento de haber estado en ese mirador tan bonito y en la mejor compañía. Llegué a casa tarde, un pequeño paseo a Luka, mi perra, una valeriana ( ya costumbre antes de dormir desde hace un tiempo ) y leer un poco antes de doblar el mundo real sobre el de los sueños. 
Madrugo. A las 8 en pie. Un poco de organización, en mi cocina y en mi cabeza, café y a la calle, otra vez con Luka. Libro en mis brazos. Olivo. Lectura, piedras y perra. 
A las 10 viene Marcos e Isaac. Empezamos a grabar Reunión con los perros, la canción más bíblica de toda mi fascinante carrera. Bien, rápido, sin demasiados problemas. Continuamos con Jonás, una de mis últimas canciones, basada en un relato corto que escribí hace bastantes años, pero la canción fue derivando desde el relato a una confesión que no tuve valor de hacerle a alguien pero que la escribo. Dirigida a una persona. El relato de Jonás y la ballena está muy cerca de mí en estos momentos. Era una canción nueva y poco escuchada por lo tanto, pero el resultado final creo que es el idóneo para esa canción.
Nada más por hoy. Falta una canción, El bolero de siempre estaré sucio. Mañana.

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