domingo, 11 de diciembre de 2011

a william blake

Entre las piedras amarillentas y frías en el ardiente camino, el punto a y el punto b, jamás comprobados, se estiran entre la suela del pie a y del pie b, entre las piedras, que amarillean suelas, falanges, y demás tormentos como la nicotina de los dedos del cinéfilo voraz. Y del más profundo y atroz dolor nace el segundo que recordarás toda la vida. Y si el segundo es medianamente estético recuerda que un manto, de forma tríptica, azul, negro, gris, lo envolverá y acunará sus amplios lamentos en una fina capa de pan de oro. Y te lo dejará ver, por momentos y así te hará sentir el frío del invierno y el calor del día de tu agonizante final.

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