martes, 31 de mayo de 2011

De fuentes y caminos y despertares y retrocesos.

Bien, todo transcurre de la siguiente manera:
Hay días que uno se levanta temprano, con un pequeño esbozo de sonrisa en la cara y cree que adelantándose a la luz del día tendrá más posibilidades de obtener grandes momentos antes de volver a cerrar los ojos y cerrar el círculo. Piensa que este será el día en el que deje de esperar, en el que todo se sucederá simple y tontamente pero de una forma clara y directa. Llamarán a tu puerta, un mail, una carta, una llamada, un mensaje, un grito por la calle, cualquier cosa que rompa la espera y puedas decir: "Ahora sí, todo empieza a rodar".
Pero el retroceso y la desesperanza se acentúan en cada sílaba cuando al despertar del misterioso día te encuentras con que tu móvil no suena, no tienes mensajes, tu mail está más muerto que vivo, llamó un vecino a tu puerta para preguntarte que si el coche que tapa su cochera es el tuyo, el buzón solo tiene propaganda de restaurantes chinos y una factura que te reclama el banco desde hace dos años y que tú desconocías, que nadie te saluda por la calle, que antes de mandarlo todo a la mierda prefieres refugiarte en tu estudio de grabación y grabar unos teclados que prometiste tener terminados hace una semana. 
Bien, así se sucede el día, más o menos, yendo a recoger agua a la fuente cada hora y comprobando que lo que hacen es tirártela o quedársela en vez de compartirla contigo. Que tengo más ganas de irme que de seguir.
Que hoy estoy triste y que quiero ser feliz.

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