Creo en la combustión espontánea.
Y debo decir que no la siento extraña y quizá no me extrañaría que me sucedería ahora mismo. Ya sabéis, arder si motivo y que alguien me encuentre al cabo de no sé cuantos días carbonizado en la misma posición en la que me encuentro ahora y sin ningún rastro de extinto fuego más haya de lo que quedara entonces de mi cuerpo.
Y en esa incertidumbre surge el día: espero, creo que ansioso, lo que tal vez pueda pasar. Y claro, entre el SÍ y el NO, uno, que es medianamente educado, escoge siempre el SÍ. Claro.
Pero sé, en el fondo de mis entrañas, como decía la copla, que el NO es la realidad y el SÍ es lo onírico, lo bello, lo infinitamente maravilloso y por probabilidad, lo que nunca va a suceder.
1 comentario:
A falta de un Dios, yo también creo en la combustión espontánea...
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