Lo sabías y te lo dije: "El miedo ,en algún lugar, está agazapado, como un cristiano rodeado de infieles".
No me hiciste demasiado caso y el manto gris fue cubriéndolo todo. Ahora maldigo mi suerte mientras mi lengua se pega al paladar.
El mal es entero y todo es para estar peor, como decía San Juan de la Cruz. "Si no sabes donde entras, la duda será saber donde estás".
Me voy haciendo viejo y ciego, me voy consumiendo ajeno de todo el resto. Y esa es la verdad más absoluta como la rebeldía universal es dejar de dormir.
Mi música es callada y mi soledad es sonora, como decía San Juan de la Cruz.
El interior no tiene demasiada valía y sin arrimo no tendrás amparo, decías. Pero ahora, en medio de ningún lado repito a escondidas: "Dichosa ventura, dichosa ventura, quedándonos sin nada"
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