Si las calles se anudan, una a una, como densos torniquetes de cadenas, como pesados luchadores de sumo, veloces a veces, cansados otras. Si las calles transformaran la ciudad en redes ficticias, celdas de caza de atunes, cajas de Ikea, tal vez como barrotes de Reading pero en círculo, me entendéis. Como una máquina de recogimiento. ¿Quién quedaría en el centro? ¿El bueno, el feo o el malo? El guapo ya sabemos que no.
¿Quién, en el centro perfecto, matemáticamente, sería el más atormentado por el peso de los demás?
Oh, si las calles se hicieran celdas de contención, yo quiero ser el que cierre la red. O el del centro, tal vez.
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